jueves, 17 de febrero de 2011

En la urbe paceña no hay una planificación en las edificaciones

El arquitecto Ramón Pradel sugiere que el patrimonio que está desapareciendo de forma disimulada debe cumplir con una función social en beneficio del pueblo.

En la ciudad de La Paz la mayoría de los edificios contemporáneos no se integra a sus entornos tradicionales, sea cual sea la antigüedad de éstos. Algunos arquitectos los ignoran de modo intencional y para otros la modernidad debe cortar radicalmente con el pasado.

La apreciación corresponde al experto paceño en estructuras patrimoniales Ramón Pradel. Él dice que “el ego en nuestra formación –de los arquitectos– nos ha enseñado a diseñar edificios que destaquen en su entorno y no que se integren, pese a que una edificación es parte de un entorno físico más amplio”.

Creen que un edificio que no sobresale entre sus vecinos no es original ni creativo; los arquitectos encuentran difícil realizarse creativamente si sus edificios se integran, añade Pradel.

La tercera categoría de los grados de valoración en el área patrimonial de la ciudad de La Paz se la denomina valoración de integración, es una normativa que surge al tener un elevado porcentaje de terrenos baldíos, edificaciones sin valor patrimonial y de características constructivas de mala calidad. Frente a ello los profesionales plantean propuestas constructivas desintegradas al entorno o pretenden promulgar un determinado código estético, aspecto que ocasiona una falta casi absoluta de continuidad en la arquitectura urbana paceña.

Respecto a la forma de conseguir la integración en las proyecciones arquitectónicas, Pradel menciona que existe una serie de conceptos que uno puede utilizar para armonizar un determinado entorno, sin pretender revivir los estilos del pasado o crear un “falso histórico”.

“A título de conservar e integrar se va destruyendo lo poco que queda del patrimonio arquitectónico en La Paz. Ésta no es una práctica nueva, ya que se presenta desde hace décadas y continúa en la actualidad como una consecuencia del alto costo de los terrenos y la poca disponibilidad de éstos en áreas convenientes para la construcción”, explica el arquitecto.

El experto identifica otras causas como son las fichas de catalogación, en las que se indica ciertas características que deben reunir los inmuebles catalogados, por ejemplo como valor de preservación; el concepto está sujeto a una apreciación subjetiva y de interés sólo del profesional o del propietario del edificio. La catalogación no tiene valores absolutos que puedan ser interpretados objetivamente, porque se otorga la posibilidad de dos opciones, una de preservar lo que queda de valor y la otra de incluir nuevas intervenciones que le permita un mejor aprovechamiento del área construida, lo que provoca ir demoliendo la edificación de valor patrimonial hasta el nivel que más convenga a los propósitos de los propietarios. Algunos destruyen la edificación patrimonial hasta llegar al nivel de la primera crujía y la mantienen con la justificación de estar conservando, y a partir de ella levantan un edificio que sobrepasa la edificación original y el resultado es dos edificios diferentes.


Estructuras patrimoniales y su integración

A pesar de existir un porcentaje de intervenciones desacertadas en algunas edificaciones patrimoniales, se puede rescatar algunas propuestas que insertan un nuevo edificio en un entorno histórico, dice Ramón Pradel.

El edificio de la Mutual La Paz de los arquitectos Carlos Adriázola y Carlos Ramírez utiliza algunas referencias del entorno histórico, del cual quedan sólo algunos ejemplos representativos de la época que sobreviven los embates del tiempo.

Otro ejemplo es la oficina de turismo del municipio, del arquitecto Gonzalo Maldonado, que es rescatable como proyecto de integración, conserva la altura del inmueble histórico. La propuesta de Medeiros con el anexo al Palacio Legislativo, conserva la altura del inmueble de referencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario