Generalidades.-
En el siglo III antes de la era cristiana, los romanos utilizaron los ligantes hidráulicos como los morteros de cal, y lo propio para ciertas construcciones cales hidráulicas. Se trataba de una mezcla de cal y cenizas volcánicas que tenían en efecto las propiedades de un cemento, con gran resistencia a la compresión, a los agentes atmosféricos y al agua. Pero esta técnica fue olvidada, es decir que los constructores solo usaban la cal magra o la cal grasa.
Es a fines del siglo XVIII que se redescubren los cementos naturales fabricados mediante cenizas o rocas como las puzolanas y rocas arcillo calcáreas.
En realidad el gran progreso se lo tuvo a principios del siglo XIX cuando Vicat inventa la fabricación de un cemento artificial por vía húmeda y pocos años después Apsidín en 1824 patenta el cemento Portland.
En cuanto a piezas de madera o fierro para reforzar la mampostería su empleo vino a ser una técnica mucho más antigua. Se tiene su presencia en las mamposterías de ladrillo de Asiria y Mesopotamia en las que emplearon tensores metálicos para soportar bóvedas (técnica muy costosa que solo fue aplicada en obras excepcionales).
En 1906 empezó a desarrollarse la construcción de puentes en hormigón armado en forma intensiva. Hasta 1943 el récord de longitud con arcos de hormigón armado, lo tenía el puente Esla en España con 193 m., al poco tiempo y hasta 1963 el récord mundial lo tenía el puente Sandö en Suecia consistente en un arco de tablero superior con 264 m. de longitud.
El hormigón armado al igual que el pretensado y la mampostería son materiales que permiten construir puentes muy duraderos.
Las ventajas que presentan son: La plasticidad del hormigón que permite adoptar la forma más adecuada que se acomode a los requerimientos dimensionales, economía y estética. Con gastos de mantenimiento casi nulos particularmente por su resistencia a los agentes atmosféricos.
El más serio inconveniente del hormigón armado, lo constituye la dificultad de reforzarlo o repararlo.
Soluciones aconsejables.-
Desde el punto de vista económico, para vanos inferiores a 8 m. las mejores soluciones son:
Mediante una alcantarilla en bóveda maciza como la de la figura 43 cuando la estructura está situada debajo de un fuerte relleno.
Si el relleno es de mediana altura se puede utilizar tubos metálicos prefabricados. Solución interesante especialmente cuando el terreno de fundación es malo.
Si la altura del relleno es pequeña o nula la solución normal es mediante secciones cajón o sistemas porticados.
La dimensión de sus aberturas se define en función del caudal del río.