sábado, 25 de septiembre de 2010

Pulverización

En los suelos de difícil pulverización se exige el empleo de artificios para lograrlo.
Se adoptan comúnmente los siguientes recursos:

a) Disminuir la humedad del suelo, revolviéndolo constantemente durante un periodo de sol y aflojando con la pulvimezcladora con la cubierta del rotor abierta, proyectando el suelo para que se airee;

b) Esparcir el suelo seco en capas de poco espesor y destrozarlo con el paso del rodillo compactador;

c) Procurar la humedad conveniente a una compactación parcial con rodillos neumáticos, por ejemplo, o en algunos casos, conferir mayor resistencia al impacto de las cuchillas del rotor de la pulvimezcladora, facilitando la operación de pulverización;

d) Adicionar el cemento antes de alcanzar el grado de pulverización de 80 % de suelo pasando el tamiz de 4,8 mm (ver especificaciones).

Cuando se hecha mano de este último recurso conviene hacerlo con cautela, en etapas pequeñas, para evitar riesgos de pérdida de cemento en cantidades mayores, en caso de no ser satisfactorio el resultado.

En los casos más corrientes, de suelos arenosos, el trabajo de pulverización no requiere procesos especiales, y el pre humedecimiento puede ir hasta 1 % o 2 % por debajo de la cantidad óptima de humedad.

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