En los terrenos llanos, especialmente en la época de las gandes crecidas las aguas pueden llegar a pasar sobre la vía provocando su destrucción o el deterioro de la calzada.
Por ello es conveniente prever un buen sistema de drenaje en el terraplén mediante alcantarillas que restituyen en parte, la sección de escurriemiento. En los ríos de caudal casi constante, las inundaciones son mas frecuentes pero sin peligro de grandes erosiones o socavaciones por que el agua no adquiere mucha velocidad. Es de comentar que en el salar de Uyuni (Potosí - Bolivia), en época de lluvias, este se cubre con unos 0.15 m. de agua, es decir que los ríos que lo llenan llegan mediante deltas y cuando pasan las lluvias, el agua circula en sentido inverso, hasta que se insume o evapora (el subsuelo contiene bórax en forma de ulexita que contiene mucha agua de hidratación, rebrota en los sitios de explotación de este mineral) en consecuencia las carreteras se comportan como represas y el agua a su regreso lo hace con bastante velocidad y concentrándose en los puentes y alcantarillas y como el material de soporte no es consistente, se presenta tendencia a socavación apreciable.
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